La dirección nacional del Partido Popular trata de mantener un delicado equilibrio ante la guerra en Gaza, mientras en su interior conviven visiones enfrentadas sobre cómo abordar el conflicto. El líder popular, Alberto Núñez Feijóo, opta por esquivar un debate abierto que podría tensar aún más las costuras del partido.
Desde la sede de Génova se evita pronunciarse sobre la acusación de genocidio contra Israel, a pesar de que las encuestas reflejan que la mayoría de la sociedad española rechaza con contundencia la ofensiva israelí sobre la Franja. La estrategia de silencio responde al temor de que una postura demasiado definida pueda incomodar a sectores distintos del electorado del PP, algunos de los cuales muestran simpatía hacia el gobierno israelí mientras otros reclaman una condena más firme.
La ambigüedad, sin embargo, contrasta con la claridad de la opinión pública: el desgaste de la imagen de Israel en España es patente y transversal, lo que complica la pretensión de Feijóo de mantener una línea de perfil bajo en política internacional sin asumir costes internos.