El consumo de alcohol, tabaco y cannabis ha experimentado una caída significativa entre los adolescentes españoles, alcanzando mínimos históricos. Las políticas públicas y la creciente conciencia sobre los riesgos de estas sustancias están llevando a una nueva generación de jóvenes más saludables, aunque el vapeo sigue siendo una preocupación emergente.
El consumo de alcohol, tabaco y cannabis ha descendido a niveles récord entre los adolescentes en España, según los últimos datos de la Encuesta sobre el Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias (ESTUDES). Este estudio, basado en más de 35.000 entrevistas a estudiantes de 14 a 18 años, revela una caída notable en el uso de sustancias psicoactivas, tanto legales como ilegales, alcanzando cifras históricas bajas.
El alcohol, tradicionalmente la sustancia más consumida por los jóvenes, ha visto una disminución del 2,6% en su consumo en los últimos 12 meses. La caída es aún más significativa si se observa el uso en los últimos 30 días, con una reducción de hasta cinco puntos en comparación con hace dos años, lo que indica una disminución en los episodios de borracheras y atracones de alcohol.
Por otro lado, el tabaco ha experimentado una caída del 6,5% en el consumo anual, mientras que el cannabis ha visto una disminución de 6,3% en el mismo periodo. Estas cifras sitúan el consumo de estas sustancias en sus niveles más bajos desde el inicio del siglo XXI.
A pesar de estos descensos, el vapeo se ha convertido en una nueva preocupación de salud pública. Aunque el consumo cotidiano de vapeadores ha aumentado ligeramente en los últimos años, sigue siendo una tendencia menor en comparación con el uso de tabaco y cannabis. Aproximadamente el 27,1% de los adolescentes usa vapeadores regularmente, aunque el 40,8% ha probado el vapeo en el último año.
Las políticas públicas de prevención y las campañas educativas, como las leyes antitabaco y las iniciativas contra el consumo de alcohol en menores, están mostrando un impacto positivo. La ministra de Sanidad, Mónica García, subrayó que estas políticas han fomentado una mayor conciencia sobre los riesgos asociados con estas sustancias, promoviendo un cambio de comportamiento entre los jóvenes.
En cuanto al consumo de ansiolíticos y hipnosedantes sin receta, los datos indican un ligero aumento en su uso, alcanzando un 3,9% de los adolescentes en los últimos 30 días. Este es un aspecto preocupante, ya que estos medicamentos pueden causar dependencia y efectos adversos en la salud mental de los jóvenes.
El futuro parece prometedor: los adolescentes españoles están adoptando hábitos más saludables y críticos con el consumo de drogas. La educación sobre los riesgos de las sustancias psicoactivas y las leyes que regulan el acceso a estas sustancias continúan siendo fundamentales para seguir reduciendo su prevalencia.




