MEl suicidio entre adolescentes se encuentra en niveles que no se registraban desde hace 25 años. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), 76 menores de entre 15 y 19 años perdieron la vida por esta causa en 2024, superando ampliamente las 59 registradas en 2014 y situándose solo por debajo de las 86 contabilizadas en el año 2000. Actualmente, el suicidio se ha convertido en la primera causa externa de muerte en este grupo de edad, por delante de los accidentes de tráfico y solo por detrás de los tumores, representando el 17,5% de los fallecimientos.
La reciente muerte de dos adolescentes en un parque de Jaén, junto con el caso de una niña de 14 años en Sevilla, ha reabierto el debate sobre la crisis de salud mental en la infancia y adolescencia, un problema que, según expertos, se acentuó tras la pandemia de COVID-19, aunque sus raíces vienen de años anteriores.
“Se observa un empeoramiento de la satisfacción con la vida entre los jóvenes, que experimentan niveles de tristeza, soledad y ansiedad superiores a los de generaciones previas”, explica José Antonio Luengo, psicólogo especializado en adolescencia y autor de El dolor adolescente. Los especialistas subrayan que esta tendencia al alza se repite en otros países del norte global, y advierten de la urgencia de implementar planes eficaces de prevención y promoción de la salud mental.
El Instituto de Toxicología también ha señalado un aumento en los intentos de suicidio por ingesta de fármacos y sustancias tóxicas, con especial preocupación por los menores de 11 a 15 años. Los diagnósticos más frecuentes en la última década incluyen ideación suicida, intoxicación no accidental, trastornos de la conducta alimentaria y síntomas relacionados con depresión y agresividad, según la Sociedad Española de Urgencias de Pediatría.
Factores de riesgo y nuevas alertas
Los especialistas destacan que el suicidio adolescente es un fenómeno multicausal. Entre los factores que inciden en su aumento se encuentran la pandemia, que afectó las habilidades sociales de los menores, y la presión por la inmediatez del mundo actual, que genera altos niveles de estrés y frustración.
Un fenómeno emergente es el uso de la Inteligencia Artificial como consultorio emocional. “Los adolescentes recurren a chatbots para hablar de su dolor, pero estas herramientas no están preparadas para atender situaciones de riesgo”, advierte Luengo. Alejandro Villena, psicólogo e investigador en adicciones comportamentales, subraya que “sustituir canales de ayuda humanos por máquinas puede resultar peligroso y generar recomendaciones sobre autolesiones en algunos casos”.
Paradoja de género
Aunque los suicidios siguen siendo mayoritariamente masculinos, se ha registrado un crecimiento más pronunciado entre las chicas. En 2024, murieron 31 mujeres frente a 45 hombres en este rango de edad. “Las chicas presentan mayor ideación suicida y malestar emocional, mientras que los chicos tienden a emplear métodos más letales”, explica Alejandro de la Torre, profesor de Psiquiatría de la Universidad Complutense.
Prevención y ayuda
La mayoría de los suicidios adolescentes son prevenibles. Se trata de un fenómeno complejo que combina factores psicológicos, familiares, sociales y culturales. Las autoridades insisten en la importancia de brindar atención profesional ante cualquier indicio de ideación suicida. Las personas que necesiten apoyo emocional pueden llamar al 024, mientras que en emergencias deben comunicarse al 112.
















