La Comisión Europea ha dado un giro inesperado en su política automovilística y ha propuesto suavizar el veto total a los coches de combustión previsto para 2035. Según la propuesta, se permitiría que los vehículos de gasolina y diésel sigan produciéndose en los países de la Unión Europea y su venta fuera del bloque, aunque se limitaría su comercialización dentro de los Estados miembros. Este cambio marca la primera señal clara de las dudas de Bruselas frente a los objetivos medioambientales más radicales.
En este contexto, Teresa Ribera, Vicepresidenta Ejecutiva de la Comisión Europea para una Transición Limpia, Justa y Competitiva, se ve particularmente afectada. Durante su etapa como Ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico en España, Ribera defendió algunas de las medidas más estrictas contra el coche de combustión. En 2018 llegó a declarar que “el diésel tiene los días contados” y el año pasado aseguró que la UE no contemplaba retrasar ni modificar la prohibición para 2035.
El anuncio de Bruselas ha provocado un choque con el Gobierno español, que ya ha mostrado su desacuerdo. La ministra de Transición Energética, Sara Aagesen, exigió que no se retrase la prohibición, mientras que el presidente Pedro Sánchez calificó la propuesta como un “error histórico”. Por su parte, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, subrayó que el coche eléctrico “ya está aquí” y señaló que estudios recientes muestran que en 2026 los precios de ambos tipos de vehículos podrían equipararse.
Aunque el cambio aún no es definitivo, la propuesta representa un ajuste significativo de las metas climáticas de la UE. Mientras hasta ahora se planteaba eliminar el 100% de las emisiones de CO2 del sector automovilístico en 2035, la nueva normativa permitiría un margen del 10%, fijando un objetivo de reducción del 90%.
Con esta rectificación, Teresa Ribera enfrenta un escenario paradójico: defender dentro de la Comisión Europea decisiones que contradicen algunas de sus propias iniciativas pasadas, y asumir un revés frente a las expectativas generadas durante sus años al frente de la política ambiental en España.
















