La Guardia Civil, acompañada por una comisión judicial y un médico forense, ha ejecutado la orden de un juzgado para trasladar a cinco monjas de avanzada edad —entre 87 y 101 años— que se encontraban en el Monasterio de Santa Clara de Orduña, en Vizcaya, tras su estancia anterior en el convento de Belorado (Burgos).
La actuación, acordada por el Juzgado de Instrucción número 5 de Bilbao, se llevó a cabo después de que se generaran dudas sobre las condiciones higiénico‑sanitarias y la atención que recibían estas religiosas dependientes. Tras ser evacuadas en ambulancias, las cinco mujeres fueron trasladadas al Hospital de Basurto en Bilbao para un reconocimiento médico que permitirá valorar su estado de salud antes de ser reubicadas en otros monasterios de la Federación de Clarisas Nuestra Señora de Aránzazu.
Desde la Oficina del Comisario Pontificio, que coordina la gestión de los monasterios implicados, se ha subrayado la preocupación por la atención de estas hermanas mayores y la necesidad de garantizar su bienestar conforme a sus necesidades personales, sanitarias y espirituales.
Sin embargo, la operación ha generado tensiones. Representantes de las exmonjas cismáticas han criticado que no se permitió acompañar a las ancianas durante el traslado, y algunos familiares han expresado su malestar por la imposibilidad de visitarlas.
El caso forma parte del prolongado conflicto entre la Iglesia y un grupo de religiosas vinculadas al cisma de Belorado, que ha derivado en procedimientos judiciales y en la intervención de las autoridades eclesiásticas y civiles para garantizar la protección de las monjas que no participaron en esa ruptura.















