El debate sobre la reforma de la financiación autonómica en España se reaviva tras el anuncio de que el Gobierno prepara un modelo “común” que, según expertos y negociadores, beneficiaría especialmente a Cataluña, al permitirle recaudar impuestos propios, incluido el IVA de pymes, y aumentar sus ingresos más allá del promedio nacional.
El proyecto de reforma fiscal anunciado por el Ministerio de Hacienda y respaldado por los negociadores de la comunidad catalana —ERC y PSC— contempla un sistema combinado de multilateralidad y bilateralidad. En la práctica, eso significa que, aunque exista un marco común para todas las comunidades autónomas, ciertas comunidades con competencias propias como Cataluña podrían beneficiarse de una financiación adicional.
Uno de los puntos que más polémica causa es la revisión del reparto del IVA generado por las pymes. En lugar de asignarse en función del consumo, como hasta ahora, se propondría repartirlo según el domicilio social de la empresa. Además, la participación que las comunidades recibirían del impuesto pasaría del 50 % al 56,5 %. Teniendo en cuenta que Cataluña concentra una gran parte de las sociedades, la estimación inicial menciona un posible aumento de recaudación de unos 1.400 millones de euros anuales.
Según los cálculos que baraja la Generalitat, esta reforma podría traducirse en 3.800 a 5.000 millones de euros adicionales para sus arcas, dependiendo del diseño final que adopte el modelo.
Para que el sistema sea considerado “justo” por el Estado, se necesitaría que el Gobierno pusiera un extra presupuestario de unos 20.000 millones de euros con el fin de evitar que otras comunidades vean reducido su financiamiento.
Qué significa para España y sus comunidades
- Este enfoque podría abrir la puerta a una financiación más personalizada, adaptada a la densidad empresarial y las competencias propias de cada autonomía. Pero también podría generar desigualdades marcadas entre comunidades, beneficiando a algunas frente a otras.
- Comunidades con menor tejido productivo o sin tantas pymes podrían ver reducido su peso financiero relativo, lo que alimentaría el debate sobre solidaridad territorial y equidad fiscal.
- El coste para el Estado sería elevado: para garantizar que nadie pierda, según los cálculos, habría que inyectar decenas de miles de millones extra. Esto requiere consenso nacional y un plan claro sobre cómo financiar el sistema global.
¿equidad territorial o privilegio asimétrico?
La propuesta de un modelo común que favorezca especialmente a Cataluña reabre viejos debates sobre financiación autonómica, autonomía fiscal y reparto de la riqueza. Si no se gestiona con transparencia y criterios de solidaridad, se corre el riesgo de institucionalizar privilegios asimétricos. Todo dependerá de cómo avance el diseño final y de la capacidad del Estado para garantizar un reparto equilibrado.


















