La dirección de Vox conocía desde hace meses posibles irregularidades contables en la asociación juvenil Revuelta y trató de reconducir la situación para evitar que el escándalo afectara a la imagen del partido, según revelan audios de reuniones internas.
En las grabaciones, la secretaria general adjunta de Vox, Montserrat Lluis, conversa con el secretario general de Revuelta, Pablo González Gasca, en un encuentro celebrado el 17 de octubre en la sede de la fundación Disenso. Durante los 42 minutos de reunión, Lluis confirma que Santiago Abascal estaba al tanto del caso y presionaba para que se resolviera antes de que la información llegara a los medios. «Tenemos que adelantarnos antes de que salga un titular de que Vox está metido en esto», señala Lluis en la conversación.
La dirigente de Vox critica además la falta de profesionalidad en la gestión de la organización juvenil: «Este partido es la casa de Tócame Roque. Si queremos gobernar España no podemos funcionar así», añade, y propone que una auditoría externa certificara que las cuentas de Asoma, la asociación vinculada a Revuelta, estaban en orden. Aunque la auditoría se realizó, para Vox no fue suficiente y posteriormente exigió acceso directo a las cuentas a través de Jorge Buxadé y finalmente la liquidación de la asociación.
El escándalo estalló públicamente cuando ex miembros de Revuelta denunciaron irregularidades en la contabilidad, posibles desvíos de fondos destinados a afectados por la dana y falta de pago de impuestos. La organización juvenil ha rechazado las acusaciones, calificándolas de infundadas y señalando que quienes las realizan no han tenido acceso a la contabilidad.
La relación entre Vox y Revuelta ha sido objeto de debate desde 2023, cuando la asociación comenzó a participar en concentraciones y campañas que el partido apoyaba públicamente, pese a que Vox insiste en que no existe vínculo orgánico entre ambas organizaciones.
La publicación de los audios ha generado un enfrentamiento directo entre las dos entidades, con Vox defendiendo que actuará legalmente ante lo que considera calumnias, mientras que Revuelta acusa al partido de intentar controlar la asociación mediante presiones internas.














