La última lesión de Pedri ha desatado un auténtico terremoto en el FC Barcelona. El centrocampista canario, que sufre una rotura en el bíceps femoral de la pierna izquierda, estará un mes y medio de baja, un nuevo contratiempo que ha hecho saltar todas las alarmas en el club. La situación es tan grave que nadie parece estar a salvo de ser señalado.
Hasta ahora, el club había considerado las lesiones sufridas durante la temporada como parte de la normalidad en un calendario exigente. Sin embargo, el caso de Pedri ha supuesto un punto de inflexión. Su recaída, después de haber mostrado una notable mejora física en los últimos meses, ha generado un clima de preocupación y autocrítica en todos los niveles de la entidad.
Dos nombres concentran ahora mismo el foco de las críticas: Julio Tous, responsable de la preparación física, y Raúl Martínez, encargado del área de fisioterapia. Ambos llegaron con Hansi Flick y fueron vistos como los artífices de una esperada revolución en el apartado físico y preventivo. Durante su primera temporada, el equipo mejoró en intensidad, aunque no logró reducir significativamente el número de lesiones musculares: el Barça cerró el curso pasado como el club con más lesionados de LaLiga, con 20, por 18 del Real Madrid.
Esta temporada, sin embargo, la situación ha empeorado. Las dolencias musculares y recaídas se han multiplicado, y la enfermería vuelve a estar saturada. Casos como los de Gavi, Lamine Yamal o Raphinha evidencian que el problema va más allá de la mala suerte. “Hay que frenar esta dinámica como sea”, reconocen desde el entorno del vestuario.
Pedri representaba precisamente el mayor logro del nuevo método de trabajo, basado en ejercicios con correas en lugar de pesas, diseñado para prevenir lesiones. El hecho de que el tinerfeño haya vuelto a romperse ha cuestionado de raíz la validez del plan físico implantado por Tous y Martínez.
En el club no se quiere revivir el fantasma del último año de Xavi Hernández, cuando el equipo se desplomó físicamente en el tramo final. Pero los primeros síntomas preocupan. Incluso el doctor Ricard Pruna, jefe de los servicios médicos, se encuentra sobrepasado ante la acumulación de casos.
El Barça vive días de máxima tensión interna. La prioridad ahora es detener la sangría de lesiones que amenaza con poner en jaque toda la planificación de la temporada. Porque en el vestuario blaugrana, tras la baja de Pedri, ya se habla de un estado de emergencia.
 
			 
					




 
							