Qatar se perfila como un actor diplomático con potencial para mediar en el persistente conflicto entre Marruecos y el Frente Polisario, aunque hasta ahora no ha sido oficialmente invitado por las partes implicadas, según fuentes del emirato.
La mediación es uno de los ejes centrales de la política exterior qatarí, recogida incluso en su Constitución y reforzada durante las últimas dos décadas mediante una red de enviados especiales y acuerdos de cooperación internacional. El país cuenta con experiencia previa en procesos diplomáticos complejos, entre ellos el intercambio de prisioneros entre Marruecos y el Frente Polisario en 2004, además de su participación en otros conflictos internacionales.
Desde Doha insisten en que no existe en estos momentos una mediación formal entre Marruecos y los saharauis. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Majed al Ansari, ha subrayado que Qatar mantiene buenas relaciones tanto con Rabat como con Argelia, pero que ninguna de las partes ha solicitado su intervención. “Creemos que pueden resolverlo entre ellos”, ha señalado.
Analistas internacionales advierten, no obstante, de las dificultades que entraña una mediación fuera del marco de Naciones Unidas. Algunas voces consideran que Argelia y el Frente Polisario podrían mostrarse reticentes a aceptar un mediador regional en un conflicto que tradicionalmente se ha abordado bajo el paraguas de la ONU.
Pese a ello, Qatar conserva una posición singular gracias a sus relaciones diplomáticas equilibradas y a su peso como inversor en el norte de África, especialmente en Argelia. Este equilibrio podría facilitar un eventual papel más activo si las partes deciden recurrir a su mediación.
El conflicto del Sáhara Occidental, que se arrastra desde la retirada española en 1975, continúa sin avances significativos en el plano político. Las negociaciones permanecen estancadas y la falta de diálogo mantiene viva una de las disputas más prolongadas del norte de África.















