Las familias de los tres jóvenes fallecidos por disparos de la Gendarmería Real en Laqliaa (Agadir) han roto su silencio, rechazando la versión oficial que atribuye las muertes a un asalto a un cuartel. Exigen una investigación transparente y acusan a las autoridades de encubrir la verdad, una postura respaldada por informaciones de medios como Le Monde que cuestionan directamente el relato oficial de la «legítima defensa».
Las muertes ocurrieron la noche del 1 de octubre en el contexto de un auge de protestas lideradas por la llamada Generación Z, que se moviliza contra la precariedad, la degradación de los servicios públicos y la falta de oportunidades en localidades como Laqliaa, de unos 100.000 habitantes.
El caso del estudiante de cine
Uno de los fallecidos es Abdessamade Oubalat, de 24 años, estudiante de cine y aficionado a la fotografía. Documentación revisada por Le Monde y testimonios familiares contradicen la versión de la Gendarmería, que asegura que Oubalat era el «individuo número 12» y parte del ataque al cuartel.
Según los datos, Oubalat no se encontraba entre los grupos violentos; fue encontrado tendido sobre la acera con una herida de bala en la cabeza a más de 70 metros del edificio militar, en una zona separada por una amplia avenida.
Su padre, Abdelkabir Oubalat, ha sido categórico: «Mi hijo no era un manifestante violento. Solo quiso filmar lo que estaba ocurriendo«. La familia califica la versión de la Gendarmería de falsa y ofensiva. El padre relató que se separó de su hijo cuando los disturbios empezaron con el lanzamiento de piedras, mientras que Abdessamade se quedó atrás.
Las familias exigen transparencia
La versión oficial de las autoridades, divulgada inmediatamente, fue que los agentes se vieron «obligados a usar sus armas de servicio en legítima defensa» para repeler un intento de asalto y evitar el robo de armas y munición. El Ministerio del Interior marroquí confirmó que el caso está en manos de la Justicia.
Sin embargo, en una conferencia celebrada en Rabat, los familiares de las tres víctimas desafiaron al régimen, declarando que «Nuestros hijos no participaron en el asalto ni estaban cerca del cuartel».
La exigencia de justicia ha trascendido el ámbito familiar. Una carta firmada por más de 60 cineastas y artistas marroquíes ha pedido formalmente la apertura de una investigación independiente y transparente sobre los sucesos de Laqliaa.















