Pedro Sánchez volverá a disfrutar de La Mareta, la exclusiva residencia de Lanzarote que el presidente ha convertido en su retiro habitual desde 2018. Para preparar la llegada del jefe del Ejecutivo, el Gobierno ha autorizado un desembolso de 123.000 euros destinados a poner a punto la propiedad, gestionada por Patrimonio Nacional.
La Mareta no es un destino esporádico. Desde su primera visita en octubre de 2018, motivada por el 20º aniversario del Nobel de José Saramago, el presidente ha repetido estancias tanto en verano como en Navidad. En estos años, Patrimonio Nacional ha invertido más de 820.000 euros en obras de mantenimiento y mejoras, consolidando la residencia como uno de los enclaves oficiales más costosos.
Recientemente, la limpieza del complejo fue prorrogada hasta enero de 2027 con la empresa CAPROSS 2004 S.L., en un contrato cuyos detalles económicos no se desglosan públicamente. La opacidad sobre los costes exactos de las estancias presidenciales persiste, pese a las resoluciones del Consejo de Transparencia que instan a su divulgación.
Ubicada frente al Atlántico y con más de 30.000 metros cuadrados, La Mareta cuenta con diez bungalós, tres piscinas, gimnasio, pistas deportivas y amplios jardines. La residencia principal, con dos dormitorios, piscina privada y terrazas con vistas al océano, combina la estética canaria tradicional con la integración en el paisaje volcánico, según el diseño del artista César Manrique. Originalmente un regalo del rey Hussein de Jordania a la monarquía española, Felipe VI cedió su gestión a Patrimonio Nacional, consolidando La Mareta como un oasis de lujo para el presidente y su familia.














