Las autoridades europeas han pedido máxima prudencia ante el brote de peste porcina africana (PPA) detectado en jabalíes de la provincia de Barcelona, una enfermedad que ha reaparecido en Cataluña después de más de tres décadas sin presencia en España. Bruselas advierte de que cualquier medida impulsiva, especialmente la caza masiva dentro de la zona afectada, podría contribuir a la expansión del virus hacia otras áreas.
Según fuentes comunitarias especializadas en la gestión de este tipo de crisis sanitarias, no es determinante el número de animales encontrados muertos cada día, sino que estos permanezcan dentro del perímetro previamente delimitado. Si los jabalíes infectados se desplazan fuera de esa área, el brote podría extenderse y resultar mucho más difícil de contener.
Por este motivo, la Unión Europea ha lanzado un mensaje claro dirigido principalmente a los cazadores y a quienes plantean medidas drásticas, como el uso del Ejército para abatir animales. Los expertos insisten en que disparos, batidas o persecuciones pueden asustar a los jabalíes, obligándolos a huir de su territorio y trasladar el virus a nuevos puntos geográficos.
“La tentación de actuar rápidamente es peligrosa”, advierten. A su juicio, en esta fase inicial del brote, lo más eficaz puede ser precisamente evitar intervenciones invasivas. Los jabalíes son animales muy inteligentes, capaces de sortear obstáculos y recorrer grandes distancias si perciben una amenaza. Perturbarlos podría jugar en contra de los esfuerzos de contención.
La Unión Europea recuerda que los cazadores pueden desempeñar un “papel clave” en situaciones como esta, tal y como recogen varios documentos oficiales publicados tras experiencias similares en otros países como Lituania, Polonia, Bélgica o Italia. Sin embargo, subraya que su intervención debe producirse en el momento adecuado y fuera de las zonas infectadas, ya que su actuación puede ser beneficiosa o perjudicial según cómo se gestione.
A falta de una vacuna eficaz, la estrategia actual se basa en la contención, el control del territorio, la supervisión veterinaria y la cooperación entre administraciones. En este sentido, Bruselas ha enviado recientemente a tres expertos para evaluar sobre el terreno las medidas adoptadas por las autoridades españolas. Su valoración inicial es positiva: consideran que la situación está controlada y que se han seguido los protocolos adecuados.
Además, destacan la transparencia mostrada por España a la hora de informar tanto a los socios comunitarios como a terceros países. No obstante, insisten en que la batalla contra la peste porcina africana puede ser larga y que el mayor riesgo ahora sería cometer errores por precipitación o presión política.
“La clave es no bajar la guardia y no actuar de manera desproporcionada”, recalcan desde la Unión Europea. En una crisis como esta, recuerdan, “a veces es mejor no hacer nada que hacer demasiado pronto”.










