La primera vuelta de la AD Ceuta ha superado con creces las expectativas iniciales. Con 29 puntos sumados y una sensación general de solidez, el conjunto caballa ha firmado un arranque de temporada que invita al optimismo. El equipo compite, responde y se ha instalado en una zona cómoda de la clasificación. Sin embargo, lejos de la autocomplacencia, en el club existe plena conciencia de que la exigencia de la categoría no perdona y que el paso de las jornadas acaba pasando factura.
Uno de los datos que invita a la reflexión está en la aportación del banquillo. De los 22 goles que ha marcado el Ceuta en lo que va de curso, únicamente dos han llegado desde los suplentes: el tanto de Obeng para vencer al Huesca en la jornada 4 y el de Konrad frente al Mirandés el pasado 18 de octubre. Un registro que sitúa al equipo como el tercero con peor rendimiento goleador desde la segunda unidad, solo por delante de Sporting de Gijón y Las Palmas, que aún no han recibido goles de sus suplentes.
El dato puede interpretarse desde dos perspectivas. Por un lado, refleja la estabilidad del once tipo de José Juan Romero. El técnico apuesta por la continuidad, introduce pocos cambios y mantiene una estructura reconocible jornada tras jornada. No es casualidad: el bloque funciona y ofrece fiabilidad competitiva, algo clave en una categoría tan exigente.
Pero, al mismo tiempo, también evidencia una carencia de fondo de armario. Más allá de un núcleo de 15 o 16 futbolistas de máxima confianza, el equipo empieza a notar la acumulación de minutos y la elevada carga que soportan algunos jugadores clave. En ataque, nombres como Matos, Marcos Fernández, Koné, Konrad o Aisar concentran gran parte del peso ofensivo. En defensa y medular ocurre algo similar con futbolistas como Carlos Hernández, que lo ha jugado todo, o Anuar.
Es cierto que desde el banquillo han llegado respuestas puntuales. Cristian Rodríguez irrumpió en el once con impacto inmediato, Bodiger ha cumplido cuando ha sido requerido en el centro del campo y las alternativas en banda han ofrecido soluciones cuando han faltado los titulares. Aun así, el cuerpo técnico considera que sería importante incorporar una pieza más en ataque: un jugador versátil, con capacidad para competir por un puesto y para cambiar partidos desde el banquillo cuando el guion lo exige.
De cara al mercado de invierno, también hay movimientos previstos en el capítulo de salidas. El caso más claro es el de Manu Vallejo, una de las apuestas del pasado verano que no entra en los planes del entrenador y que ni siquiera ha sido convocado en las últimas jornadas. Su salida parece cuestión de tiempo. El club también valora la situación de futbolistas como Andy Escudero, Juanto Ortuño o Gonzalo Almenara, con protagonismo muy limitado, además de la ficha de Manu Sánchez, lesionado de larga duración.
Con las 25 fichas profesionales ocupadas, el Ceuta necesita liberar espacio para poder reforzarse. El objetivo es claro: elevar el nivel de la segunda unidad y dotar al equipo de más alternativas ofensivas para afrontar la segunda vuelta con mayores garantías.


















