Dirigentes territoriales y alcaldes socialistas están incrementando la presión interna para que el Gobierno convoque elecciones generales en 2026, coincidiendo con las autonómicas andaluzas, ante lo que consideran un escenario político cada vez más difícil de sostener. La preocupación se extiende en amplios sectores del partido por la acumulación de escándalos de corrupción, las denuncias por acoso sexual que afectan a cargos socialistas, el bloqueo parlamentario y la ruptura del bloque de investidura tras el distanciamiento de Junts.
Aunque el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha reiterado públicamente —y también ante la Ejecutiva Federal— su intención de agotar la legislatura hasta 2027, dentro del PSOE gana fuerza la idea de que la situación podría desembocar en un adelanto electoral. “La situación no es sostenible”, resumen fuentes internas que conocen el funcionamiento del partido.
En las filas socialistas se plantea como opción estratégica hacer coincidir las generales con las elecciones autonómicas de Andalucía, previstas para el primer semestre de 2026. El razonamiento es doble: por un lado, aprovechar la movilización del voto en una comunidad de 8,6 millones de habitantes históricamente favorable al PSOE; por otro, evitar que las elecciones municipales y autonómicas de 2027 vuelvan a convertirse en un plebiscito contra el Gobierno central, como ocurrió en 2023, cuando el partido sufrió una fuerte pérdida de poder territorial.
Este temor ha sido expresado abiertamente por dirigentes como el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, quien ya advirtió de que el PSOE no puede permitirse “hundirse en ayuntamientos y comunidades por la política nacional”. El recuerdo del “voto de castigo” sigue muy presente entre cargos locales y autonómicos.
El contexto político refuerza estas dudas internas. La imposibilidad de aprobar los Presupuestos Generales del Estado, la fragilidad de la mayoría parlamentaria y la previsión de pactos del PP con Vox en varias comunidades alimentan la tesis de que un adelanto permitiría al PSOE reactivar el discurso de alerta frente a la ultraderecha. Sin embargo, algunos dirigentes reconocen que esta estrategia ya no tiene el mismo impacto que en anteriores convocatorias.
En paralelo, sectores del partido interpretan la intensa presencia mediática del presidente en los últimos meses —entrevistas, anuncios de medidas sociales, apariciones televisivas y actividad en redes sociales como TikTok— como señales de que Sánchez podría estar preparando el terreno para un escenario electoral anticipado, pese a sus desmentidos públicos.
Aun así, no existe una posición unánime. Otros dirigentes sostienen que Sánchez mantendrá su hoja de ruta hasta 2027, incluso sin presupuestos y sin una mayoría estable, al no existir riesgo inmediato de una moción de censura. Según esta visión, adelantar elecciones en un momento en el que las encuestas no garantizan una victoria clara sería un riesgo innecesario.
Mientras tanto, la presión interna sigue creciendo y el debate sobre el calendario electoral se consolida como uno de los asuntos más sensibles dentro del PSOE, con Andalucía y el recuerdo de 2023 como telón de fondo.


















