El PSOE afronta con creciente preocupación la recta final de la campaña electoral en Extremadura ante el temor de que se produzca una “abstención brutal” entre su electorado tradicional. En un territorio que durante décadas ha sido uno de sus principales bastiones, el partido asume que una baja movilización podría confirmar las previsiones de las encuestas, que apuntan a su peor resultado histórico en la comunidad autónoma.
Aunque los socialistas fueron la fuerza más votada en las elecciones autonómicas de 2023, el posterior acuerdo entre el PP y Vox impidió la continuidad de Guillermo Fernández Vara al frente de la Junta. Ahora, el escenario es aún más adverso. A la desmovilización se suma el crecimiento de la candidata situada a su izquierda, Irene de Miguel (Podemos-IU), que, según admiten fuentes del propio PSOE, ha logrado conectar con una parte del electorado progresista que tradicionalmente respaldaba a los socialistas.
La campaña ha estado marcada por las dificultades del candidato socialista, Miguel Ángel Gallardo, quien ha concurrido a la cita electoral mientras espera sentarse en el banquillo por presuntos delitos de prevaricación y tráfico de influencias relacionados con la contratación del hermano del presidente del Gobierno en la Diputación de Badajoz. Su decisión de aforarse de manera exprés en la Asamblea regional ha alimentado la polémica y ha sido utilizada por sus adversarios políticos.
A este contexto se ha sumado la coyuntura nacional, con la aparición de nuevas informaciones sobre supuestas tramas de corrupción vinculadas al entorno del Gobierno y una cadena de denuncias por acoso sexual contra cargos socialistas. La dimisión de uno de ellos, Javier Izquierdo, miembro de la Ejecutiva Federal, se produjo en pleno debate electoral autonómico, obligando a Gallardo a defender la actuación del partido y reivindicar su “tolerancia cero” frente a estos comportamientos.
Pese a todo, el candidato del PSOE ha mantenido una intensa agenda de campaña, con presencia diaria en el territorio, visitas a sectores productivos y varios actos públicos. Ha contado además con el respaldo del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que participó en varios mítines, incluido el cierre de campaña en Villanueva de la Serena. Desde el partido sostienen que, en esta ocasión, la implicación de Sánchez ha contribuido a reforzar el mensaje y no ha supuesto un desgaste adicional.
Las encuestas, sin embargo, dibujan un panorama complicado. El último sondeo de Sigma Dos sitúa al PSOE entre los 19 y 21 escaños de los 65 del Parlamento extremeño, muy lejos de los 28 actuales y más de once puntos por debajo del resultado obtenido en 2023. Aun así, en el partido confían en la existencia de voto oculto y en que errores recientes del PP, como la gestión política del robo de sobres electorales en Correos, puedan amortiguar el golpe.
Bajo el lema “Hazlo o lo harán”, Gallardo ha centrado su discurso en alertar de un supuesto retroceso de los servicios públicos bajo el actual gobierno de derechas y en presentarse como la única alternativa progresista viable. En el tramo final de la campaña, Sánchez reforzó este mensaje al denunciar una estrategia de “bulos y zancadillas” contra el candidato socialista, insistiendo en que no ha perdido la calma pese a la presión.
El domingo, las urnas determinarán si el temor del PSOE a una abstención masiva se confirma y hasta qué punto el avance de la izquierda alternativa redefine el mapa político extremeño.
















