Un reciente panel de asesores en vacunas de EE. UU. ha decidido suspender la vacunación universal contra la hepatitis B para los recién nacidos, lo que marca un cambio de enfoque significativo en la salud pública. Esta vacuna ha sido un componente crucial en la prevención de enfermedades hepáticas crónicas en niños desde su introducción en la década de 1990.
El comité ahora sugiere que solo los bebés de madres que den positivo o cuyo estado de hepatitis B sea desconocido reciban la dosis al nacer. Esta decisión representa un retroceso frente a la recomendación universal que ha estado vigente desde 1991, diseñada para proteger a todos los infantes de esta enfermedad infecciosa.
Este cambio es considerado un triunfo por algunos, incluido el secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., pero ha generado preocupación entre expertos en salud pública que advierten que podría revertir décadas de avance en la lucha contra la hepatitis B.
Los expertos argumentan que la vacuna ha sido responsable de prevenir más de 500,000 infecciones y alrededor de 90,100 muertes infantiles. La decisión también plantea preocupaciones sobre la guía que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) utilizarán para establecer políticas de salud pública que afectan la cobertura de seguros de salud y la elección de vacunas por médicos.
La Dra. Flor Muñoz, especialista en enfermedades infecciosas pediátricas, expresa su decepción por el cambio de recomendaciones, señalando que puede obstaculizar el acceso a la vacuna. Ella y otros críticos sostienen que hay un riesgo real de ver un aumento de infecciones en la población infantil si se implementan estos nuevos lineamientos.
La Academia Estadounidense de Pediatría se mantiene firme en su apoyo a la vacunación universal al nacer. Dos miembros del comité que se opusieron a los cambios han advertido sobre las graves consecuencias que podría tener la decisión, sugiriendo que se verá un incremento en los casos de hepatitis B entre niños y adultos.
La hepatitis B es una enfermedad viral que ataca el hígado y puede llevar a complicaciones de salud graves, incluyendo cáncer de hígado. Muchas personas no saben que están infectadas, lo que añade un nivel de riesgo particularmente alarmante cuando los recién nacidos no son vacunados.
Históricamente, la infección se transmitía comúnmente de madres a hijos en el parto. La vacunación universal ha reducido dramáticamente la infección en neonatos, con tasas que han caído casi un 90% desde la introducción de la vacuna. Este cambio en las pautas podría revertir esos avances, poniendo en riesgo a una nueva generación.















