Vladimir Putin ha dejado claro que Rusia se encuentra preparada para un eventual conflicto con Europa, advirtiendo que, aunque no busca la guerra, está lista para cualquier confrontación. Según expertos, el Kremlin lleva años movilizando a su población, su industria y su propaganda para fortalecer la capacidad bélica del país.
La industria militar rusa opera a plena capacidad, produciendo tanto armas tradicionales como drones de última generación. Grupos especializados entrenan diariamente a pilotos, y la logística permite un despliegue rápido de tropas y tecnología avanzada, superando actualmente la capacidad de respuesta europea.
La economía rusa, orientada hacia la guerra, sostiene empleo, salarios y consumo mediante un gasto militar intenso y apoyos a oligarcas y regiones estratégicas. Los analistas advierten que cualquier transición abrupta hacia la paz podría generar tensiones sociales y financieras importantes.
El Kremlin también ha desarrollado un sistema de propaganda masiva que consolida el consenso interno, normalizando la guerra y justificando sacrificios. Expertos señalan que Europa, en contraste, aún lucha por preparar a sus sociedades y ejércitos para los desafíos de un conflicto de gran escala.
Con décadas de paz, los países europeos enfrentan la dificultad de movilizar recursos industriales, humanos y tecnológicos a la velocidad y escala que Rusia ya ha alcanzado, mientras el liderazgo de Putin continúa fortaleciendo la preparación estratégica del país.


















