Marruecos impulsa una «arquitectura legal» tras el apoyo de la ONU al plan de autonomía, reclamando el control del espacio aéreo saharaui (gestionado por Gran Canaria) y derechos sobre el Monte Tropic.
Marruecos ha intensificado su ofensiva diplomática para consolidar su posición en el Sáhara Occidental tras la reciente Resolución 2797 (2025) del Consejo de Seguridad de la ONU, que respaldó el plan de autonomía marroquí para el territorio.
Un artículo publicado en el medio español Atalayar —considerado portavoz del lobby marroquí— plantea al Gobierno de España una iniciativa que presenta como un acuerdo win-win. Rabat ofrece una supuesta «seguridad jurídica reforzada para Canarias» a cambio de que Madrid facilite la resolución de los flecos jurídicos pendientes en la fachada atlántica marroquí, lo que implica cuestiones clave como la delimitación marítima con el Archipiélago y el control aéreo.
Control del espacio aéreo y el Sáhara
Marruecos interpreta que la resolución de la ONU consolida su soberanía sobre el Sáhara Occidental, lo que le legitima para asumir el control íntegro del espacio aéreo de la antigua colonia española. Esta competencia ha sido ejercida hasta ahora por el centro de control aéreo de Gran Canaria.
El documento insta a elaborar una hoja de ruta técnica para una transferencia «progresiva, ordenada» de la gestión del espacio aéreo sobre el Sáhara hacia Marruecos, manteniendo la coordinación operativa con el centro de control canario durante «un periodo transitorio».
El pulso por el Monte Tropic
La propuesta marroquí plantea abiertamente que España asuma que Marruecos tiene derechos sobre el Monte Tropic, un monte submarino situado a 400 kilómetros al suroeste de El Hierro. Este yacimiento es considerado uno de los más estratégicos del Atlántico por su riqueza en telurio, cobalto y tierras raras.
Rabat busca encajar esta reivindicación mediante una coordinación conjunta ante la Comisión de Límites de la Plataforma Continental para evitar solapamientos. Además, propone la creación de una Zona de Desarrollo Conjunto (ZDC) en torno al Monte Tropic que incluiría una gobernanza compartida para estudios, exploración y un reparto futuro de beneficios.
Hasta ahora, la relación entre Marruecos y España en la fachada atlántica se apoya en una frontera marítima que funciona «de hecho» más que «de Derecho«, ya que no existe un acuerdo bilateral definitivo que establezca la delimitación entre sus espacios marítimos.
Argumentos sobre la pesca y la influencia regional
El ofrecimiento marroquí incluye la implantación de un «mecanismo de notificación y consulta previa para toda prospección en áreas contiguas o potencialmente superpuestas», con el fin de evitar tensiones como las ocurridas frente a Lanzarote y Fuerteventura.
El texto subraya la «asimetría geomorfológica» entre la costa continental marroquí, de más de 3.000 kilómetros, y el Archipiélago canario, de extensión limitada, así como el «carácter no estatal» de Canarias. Marruecos utiliza estos argumentos para justificar una delimitación marítima más favorable a sus intereses.
Rabat enmarca esta presión en una estrategia más amplia para consolidarse como «potencia atlántica africana», sustentada en proyectos como la apertura del Sahel al océano y el futuro puerto de Dajla. Según su enfoque, la colaboración con España permitiría apuntalar un nuevo entramado atlántico.
















