La situación dentro del PSOE se agrava debido al escándalo generado por las denuncias de acoso sexual contra Paco Salazar, exasesor de la Moncloa. A medida que las preocupaciones por el impacto de estas acusaciones crecen, el partido ha comenzado a tomar medidas para mitigar la crisis, incluida la destitución de Antonio Hernández, quien era considerado el hombre de confianza de Salazar.
Hernández, ocupando el cargo de director de Coordinación Política de la Presidencia, ha sido señalado como cómplice en las denuncias de acoso. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, decidió actuar rápidamente, asumiendo la responsabilidad de la gestión de este delicado asunto y expresando compromiso por abordar las quejas de las víctimas.
La decisión de cesar a Hernández, que será efectiva en el próximo Consejo de Ministros, ha sido descrita como un ‘cortafuegos’ por parte de fuentes del Gobierno. A pesar de que Hernández niega cualquier acusación de encubrimiento, se ha llegado al acuerdo mutuo de que su salida era lo mejor.
El caso de Salazar ha dejado al descubierto tensiones en el seno del PSOE, donde varias mujeres ya habían denunciado comportamientos inapropiados mediante canales internos del partido. Estos sucesos sobrevinieron justo antes de que Salazar asumiera un nuevo rol en la organización, lo que causó que la Ejecutiva federal se viera forzada a actuar, aunque las medidas inmediatas no fueron suficientes para calmar la tormenta.
A pesar de la contundencia de la respuesta inicial del partido, las aguas no se han calmado y han surgido críticas internas por la aparente falta de acción en la investigación del caso. La reciente publicación de las denuncias en elDiario.es reavivó el interés mediático y aumentó la presión sobre la dirección del PSOE, que se vio obligada a reunir de emergencia a sus responsables de Igualdad.
También surgieron críticas hacia Rebeca Torró, secretaria de Organización del PSOE, quien, aunque no forma parte de la comisión antiacoso, es considerada cercana al exasesor Salazar. Las repercusiones de este escándalo han provocando un malestar considerable dentro de la organización, lo que llevó a varias mujeres influyentes dentro del partido a publicar una carta pidiendo cambios significativos.
En el mensaje, firmado por figuras como Andrea Fernández y Carmela Silva, se demanda una transformación profunda en una organización que ha sido vista como defensora de los derechos de las mujeres pero que ahora parece flaquear en cumplimiento de su ideario feminista. Las autoras del escrito enfatizan en la necesidad de crear espacios seguros para las víctimas y derribar cualquier entorno que proteja a los agresores.
El partido se enfrenta a la presión de la oposición, con el PP anunciando su intención de convocar a Salazar a comparecer en el Senado, lo que pone más presión sobre la gestión del PSOE ante una situación que parece no tener un final claro. Mientras tanto, el PSOE ha asegurado su voluntad de apoyar a las víctimas si deciden llevar sus quejas a la justicia, aunque la situación sigue siendo muy tensa y requiere de un manejo muy delicado para evitar más daños a la reputación del partido.
















