La noche del 30 de noviembre de 2025 quedará marcada en la memoria de los seguidores de Joaquín Sabina. El cantautor ofreció su último concierto en el Movistar Arena, despidiéndose definitivamente de los escenarios tras su gira Hola y adiós, un recorrido de 71 recitales que culmina en una velada cargada de emociones, sorpresas y nostalgia.
El público recibió a Sabina con entusiasmo desde antes de abrirse las puertas del recinto, anticipando lo que sería una cita histórica. Con su característico bombín blanco, comenzó la velada con Yo me bajo en Atocha, desatando una comunión única entre el artista y sus seguidores. Los himnos de su trayectoria, desde Lágrimas de mármol hasta 19 días y 500 noches, fueron coreados por miles de voces que convirtieron la noche en una verdadera celebración colectiva.
Entre canciones nuevas y clásicos inolvidables, Sabina compartió el escenario con invitados como Mara Barros y Jaime Asúa, mientras la audiencia vivía un espectáculo donde cada letra resonaba como parte de su propia vida. La liturgia de sus conciertos, mezcla de intimidad y grandeza, transformó el Movistar Arena en un templo de emociones.
Los bises incluyeron piezas emblemáticas como La canción más hermosa del mundo, Tan joven y tan viejo, y La canción de los buenos borrachos, cerrando una carrera que, aunque oficialmente termina, deja un legado imborrable. Con un gesto final, agitando su sombrero, Sabina se despidió de la ciudad que lo vio crecer como cantautor, recordando a Fernando Pessoa en un paralelo poético que cerró con broche de oro esta despedida definitiva.












