La tensión política en Turquía ha alcanzado un nuevo nivel después de que la oposición convocara a miles de personas a salir a las calles en protesta contra la detención de Ekrem İmamoğlu, el popular alcalde de Estambul y principal rival político del presidente Recep Tayyip Erdoğan. A pesar de las fuertes prohibiciones y de la represión policial que ha marcado las últimas semanas, decenas de miles de manifestantes han respondido al llamado de la oposición, tomando las calles en varias ciudades del país, exigiendo la liberación inmediata de İmamoğlu.
Las protestas se han extendido por todo el país, desde la capital Ankara hasta las principales ciudades del sur y el oeste, donde los ciudadanos han mostrado su apoyo al alcalde, quien fue arrestado tras una sentencia que lo inhabilitó de sus cargos por supuestos cargos de difamación a funcionarios del gobierno. Este hecho ha sido interpretado por muchos como un intento de silenciar a una figura que ha crecido como una amenaza para el dominio político de Erdoğan.
La oposición, que está encabezada por el Partido Republicano del Pueblo (CHP), ha señalado que la detención de İmamoğlu no solo es un ataque contra su figura, sino una agresión a la democracia misma. Líderes opositores han llamado a continuar las protestas hasta lograr la liberación de İmamoğlu y el restablecimiento de lo que consideran un sistema político justo y democrático.
A pesar de los esfuerzos por parte del Gobierno de frenar las manifestaciones mediante el uso de la fuerza policial, los manifestantes se han mantenido firmes, organizando concentraciones pacíficas y exigiendo una resolución inmediata del caso. Las autoridades, por su parte, han reiterado que las protestas no serán toleradas, incrementando la presencia policial en los puntos clave del país.
Este desafío de la oposición llega en un momento clave, con las elecciones generales de 2025 en el horizonte. Las autoridades aseguran que la detención de İmamoğlu está basada en motivos legales, mientras que los opositores denuncian lo que consideran un claro uso del poder judicial para eliminar a un rival político de cara a las próximas elecciones.
La situación sigue siendo incierta, y la presión sobre el Gobierno turco aumenta a medida que las manifestaciones se intensifican, con la esperanza de que la comunidad internacional también se sume a la demanda por la liberación del alcalde de Estambul y el respeto a los derechos civiles en Turquía.
