El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el jefe del Ejecutivo marroquí, Aziz Akhannouch, se reúnen este jueves en Madrid en el marco de la XIII Reunión de Alto Nivel (RAN) entre España y Marruecos. Un encuentro que llega marcado por los incumplimientos de Marruecos en materia aduanera y migratoria, pese a que formaban parte de la hoja de ruta acordada entre ambos países tras el cambio de posición de España sobre el Sáhara Occidental en 2022.
A cambio del respaldo explícito de Sánchez al plan de autonomía presentado por Marruecos sobre el Sáhara Occidental —postura avalada posteriormente por el Consejo de Seguridad de la ONU—, el reino alauita se comprometió a reactivar las aduanas comerciales con Ceuta y Melilla y a reforzar el control de los flujos migratorios. Sin embargo, estos acuerdos apenas se han materializado.
La reapertura de la aduana en Melilla y la creación de una nueva en Ceuta, que comenzaron a funcionar en febrero de 2025 tras varias demoras y pruebas piloto, lo han hecho “bajo mínimos”, según denuncian las organizaciones empresariales de ambas ciudades. La Confederación de Empresarios de Ceuta (CECE) asegura que las aduanas no operan con normalidad y que no cumplen con los estándares de otros puntos clave del comercio hispano-marroquí, como Algeciras o Tánger Med.
“El sistema actual no está estandarizado ni estructurado conforme a la normativa de ambos países. Mientras no cambie, no será una aduana funcional”, afirmó la presidenta de la CECE, Arantxa Campos, quien confía en que la RAN sirva para lograr un acuerdo real que permita un comercio fluido y estable.
Por su parte, el control de la inmigración irregular, especialmente hacia Ceuta y Canarias, sigue siendo una de las principales preocupaciones. Desde 2023, las entradas de migrantes, incluidos miles de menores no acompañados, han desbordado en varias ocasiones la capacidad de acogida de los territorios afectados. Solo en agosto de 2024 entraron más de 300 menores en Ceuta y, según datos oficiales, 2025 registra un récord histórico de personas fallecidas en las costas: 44 cadáveres recuperados por la Guardia Civil.
Aunque Marruecos ha realizado algunas actuaciones policiales puntuales, expertos como el director del Observatorio de Ceuta y Melilla, Carlos Echeverría, advierten de que Rabat mantiene la capacidad de utilizar la presión migratoria como herramienta de influencia política. Una “estrategia híbrida”, en sus palabras, que sigue siendo una amenaza latente.
Mientras tanto, ha sido el Ejecutivo español quien ha tenido que responder a la crisis mediante reformas legales, como la modificación del artículo 35 de la Ley de Extranjería, y la activación de mecanismos de emergencia para repartir a los menores migrantes entre las comunidades autónomas.
A pesar de la importancia del encuentro, el Gobierno ha mantenido un perfil bajo en la difusión de la cumbre. La reunión se celebra a puerta cerrada, sin preguntas de los medios, y hasta ahora solo se ha informado de que se firmarán alrededor de diez acuerdos, sin detallar su contenido. Esta opacidad contrasta con la amplia cobertura que sí tuvo la RAN celebrada en Rabat en 2023.
Todo ello conduce a una sensación generalizada de desequilibrio en la relación bilateral. Mientras Marruecos se ve reforzado por el respaldo internacional a su postura sobre el Sáhara Occidental, España encara la reunión con unas aduanas prácticamente inoperativas, una presión migratoria elevada y la percepción de que los compromisos adquiridos por su vecino no se están cumpliendo en su totalidad.
Los próximos meses serán clave para saber si esta Reunión de Alto Nivel supone un punto de inflexión real o si, una vez más, las promesas quedan sobre el papel.














