El Consejo Nacional Electoral de Honduras ha proclamado vencedor de las elecciones presidenciales a Nasry Asfura, tras un proceso electoral muy ajustado y rodeado de controversia. El resultado abre una nueva etapa política en el país centroamericano, no exenta de desafíos y con un clima social aún tenso.
Honduras ya tiene presidente electo. El Consejo Nacional Electoral confirmó la victoria de Nasry Asfura en los comicios celebrados a finales de noviembre, con una diferencia mínima respecto a su principal rival. El resultado definitivo pone fin a semanas de incertidumbre, recuentos prolongados y acusaciones cruzadas entre las distintas fuerzas políticas.
La victoria de Asfura se ha producido en un contexto de empate técnico durante buena parte del escrutinio, lo que generó una fuerte expectación tanto dentro como fuera del país. Durante días, los datos oficiales oscilaron entre los dos principales candidatos, alimentando la tensión política y social.
Desde la oposición se denunciaron supuestas irregularidades en el recuento, reclamando una revisión exhaustiva de determinadas actas. Aunque el Consejo Nacional Electoral defendió la limpieza del proceso, las protestas y las dudas sobre la transparencia electoral marcaron el tramo final del escrutinio.
Organismos internacionales y misiones de observación siguieron de cerca el proceso, instando a la calma y al respeto del resultado oficial. La comunidad internacional ha subrayado la importancia de una transición pacífica y ordenada, clave para la estabilidad institucional de Honduras.
Con esta proclamación, Asfura se prepara para asumir la presidencia en un escenario complejo, marcado por la polarización política, las dificultades económicas y la necesidad de recuperar la confianza de una parte de la ciudadanía que cuestiona el proceso electoral.
Un nuevo escenario político para Honduras
La llegada de Asfura a la presidencia supone un giro relevante en la política hondureña. Sus principales retos serán reducir la tensión social, reforzar la credibilidad de las instituciones y hacer frente a problemas estructurales como la inseguridad, la pobreza y la emigración.
El resultado ajustado obliga al nuevo presidente a buscar consensos y a gobernar con una mirada integradora, en un país que ha salido de las urnas claramente dividido.
La victoria de Nasry Asfura cierra uno de los procesos electorales más disputados de la historia reciente de Honduras. Aunque el resultado ya es oficial, el futuro inmediato estará marcado por la necesidad de diálogo, estabilidad y respeto institucional para garantizar una transición democrática sólida.
Honduras inicia así una nueva etapa política, con grandes expectativas y desafíos por delante.


















