La hija de un paciente de 67 años ha interpuesto una reclamación formal contra el Hospital Universitario de Ceuta tras el ingreso hospitalario de su padre, una atención que, según denuncia, estuvo a punto de acabar en una situación crítica debido a un diagnóstico erróneo. La familia decidió trasladarlo por su cuenta al Hospital Puerta del Mar de Cádiz, donde recibió un diagnóstico distinto que permitió su recuperación.
El objetivo de la reclamación, según explica la familia, no es señalar a profesionales concretos, sino dejar constancia de lo ocurrido y evitar que situaciones similares puedan repetirse.
Ingreso por síntomas leves
El hombre ingresó en urgencias la noche del 8 de diciembre tras acudir al Hospital Universitario de Ceuta con síntomas similares a los de un resfriado. Tras realizarle una analítica, los médicos informaron a la familia de que presentaba una infección importante que requería ingreso, sin concretar el origen. En ese momento, incluso se barajó la posibilidad de una septicemia.
El paciente permaneció hospitalizado durante cinco días, del 8 al 12 de diciembre, recibiendo diferentes tratamientos con antibióticos de amplio espectro.
Un estado que no dejaba de empeorar
Lejos de mejorar, la evolución del paciente fue negativa. Según relata su hija, el hombre continuaba con fiebre alta, sufría convulsiones y su estado general se deterioraba a pesar del cambio constante de antibióticos.
Durante los últimos días de ingreso comenzó a vomitar de forma persistente, dejó de comer y presentaba una notable hinchazón abdominal. Además, durante uno de los episodios convulsivos, tuvo dificultades respiratorias que alarmaron a la familia. Pese a ello, las pruebas realizadas, como radiografías y un TAC, indicaban que los pulmones estaban en buen estado.
La sospecha de un tumor y la UCI como siguiente paso
El viernes 12, un médico reconoció que el paciente había empeorado notablemente y planteó la posibilidad de un drenaje, así como un traslado a la UCI. En ese contexto, tras una nueva revisión del TAC, se informó a la familia de la existencia de un pequeño tumor en el riñón izquierdo, que relacionaron con un cáncer que el paciente había superado años atrás.
Ante la falta de una explicación clara sobre el origen real de la infección y el empeoramiento constante del enfermo, los hijos comenzaron a desconfiar del diagnóstico.
“Mi padre entró por una infección y cada día estaba peor”, ha explicado su hija, quien asegura que nadie supo aclarar por qué el tratamiento no funcionaba.
El traslado que cambió el rumbo
Ese mismo día 12, tras solicitar el alta voluntaria, la familia trasladó al paciente al Hospital Puerta del Mar de Cádiz, donde ingresó por urgencias a última hora de la tarde. Según relatan, en apenas tres horas recibieron más información de la que habían obtenido en varios días en Ceuta.
Tras nuevas pruebas, los especialistas descartaron que se tratara de un tumor.
No era un tumor, era una bolsa de pus
El nuevo diagnóstico reveló que el paciente tenía una pequeña bolsa de pus de unos 2,5 centímetros en el riñón izquierdo, situada en la zona de entrada del órgano. Esa infección localizada era la causa de la fiebre, las convulsiones y el deterioro general.
Según les explicaron, no se trataba de una infección generalizada grave y el tratamiento previo incluso podría haber contribuido a empeorar su estado.
Recuperación rápida y secuelas emocionales
Tras iniciar el tratamiento adecuado, la mejoría fue casi inmediata. El paciente dejó de tener fiebre, no volvió a convulsionar, la inflamación abdominal disminuyó y recuperó el apetito. Actualmente se encuentra en su domicilio, en proceso de recuperación.
Una vez fuera de peligro, el hombre rompió a llorar al ser consciente de que la decisión de sus hijos había sido clave para salvarle la vida.
Una reclamación para que no vuelva a ocurrir
La familia ha presentado una reclamación en el Hospital Universitario de Ceuta con la intención de que lo ocurrido quede registrado y sirva para mejorar los protocolos médicos, especialmente cuando la evolución del paciente no es favorable.
“Es importante pedir una segunda opinión cuando algo no cuadra”, ha señalado su hija, quien también ha reconocido las secuelas psicológicas que ha dejado esta experiencia en toda la familia, que se trasladó a Cádiz temiendo el peor desenlace.
Lejos de buscar culpables, los hijos quieren visibilizar una experiencia que consideran grave y subrayar la importancia del acompañamiento familiar y de no conformarse con diagnósticos que no explican la evolución real del paciente.


















