El Real Madrid vive un momento crítico tras una nueva actuación decepcionante en el Santiago Bernabéu, donde cayó ante el Celta en un encuentro que expuso todos sus problemas internos. Lo que parecía un respiro tras el triunfo frente al Athletic se reveló como una ilusión pasajera, y los de Xabi Alonso mostraron una fragilidad preocupante que exige soluciones inmediatas.
El equipo blanco, que al inicio de la temporada buscaba ser dominante, solidario en la presión y compacto en sus líneas, se mostró incapaz de sostener esa idea. El Celta, con un planteamiento claro y sin renunciar a su estilo, superó a los locales con facilidad, aprovechando la desorganización en el bloque, los desajustes en la presión y la falta de energía en los reinicios de cada jugada.
Las estadísticas respaldan la sensación de impotencia: solo seis recuperaciones en zona ofensiva, casi cuatro menos que la media habitual, y un ppda (pases permitidos al rival por acción defensiva) de 14, tres puntos y medio más que el promedio del equipo. La incapacidad para contener los apoyos de Borja Iglesias, las conducciones de Bryan Zaragoza o los desmarques de Pablo Durán terminó por desbordar a los madridistas.
El partido dejó claros ejemplos de la descomposición interna. Mbappé y Vinicius prácticamente desaparecieron en la presión alta, Güler y Bellingham se equivocaron de posición, Valverde se movió sin criterio y Tchouameni quedó solo en el centro del campo. La defensa tampoco funcionó, y la falta de respuestas colectivas permitió que el Celta concluyera sus jugadas en los metros finales, evitando cualquier transición efectiva del Madrid.
El gol de Williot al minuto 39 ejemplificó todos los problemas: una serie de pases del Celta aprovechó la pasividad de Mbappé y Vinicius, la indecisión de Güler y la exposición de Tchouameni, que llegó tarde a frenar a Mingueza. Fran García también se benefició de las carencias defensivas, mostrando que la vulnerabilidad del Madrid no era cuestión de un solo error, sino un fallo colectivo.
Xabi Alonso se mantiene en el foco, pero la crítica no se limita al entrenador: los jugadores también son responsables de la crisis. La noche ante el Celta evidenció que el Madrid se ha descosido por dentro, y la urgencia de encontrar soluciones tácticas y colectivas nunca ha sido tan evidente.
















