El caso de Francisco “Paco” Salazar, exasesor de Moncloa y expresidente del Hipódromo de la Zarzuela, ha vuelto a abrirse tras la aparición de denuncias que desaparecieron durante meses del canal interno de acoso sexual del Partido Socialista. elDiario.es ha tenido acceso a dos de estos escritos, presentados por mujeres que trabajaron bajo sus órdenes y que describen un ambiente laboral marcado por la humillación y el acoso sexual.
Una de las denuncias, registrada el 28 de julio, relata episodios de comportamiento sexualizado por parte de Salazar, quien supuestamente realizaba comentarios degradantes sobre la vestimenta y la vida sexual de las trabajadoras, escenificaba actos sexuales y las presionaba para mostrar partes de su cuerpo. Según la denunciante, Salazar ejercía un poder absoluto en el equipo, utilizando su posición para controlar y humillar a las mujeres jóvenes con carreras académicas destacadas que formaban parte de su equipo.
“Su comportamiento destilaba misoginia y baboseo en cada comentario disfrazado de broma… Disfrutaba viendo nuestra incomodidad y castigaba cualquier intento de poner límites”, señala la trabajadora en su escrito. Otro testimonio, presentado semanas antes, coincide en los patrones de acoso: comentarios sobre el cuerpo, exigencias de mostrar el escote y observaciones sobre la vida sexual de las empleadas.
Ambas denuncias desaparecieron del canal interno del PSOE durante cinco meses sin que las afectadas recibieran respuesta ni apoyo. Solo tras la publicación de elDiario.es, el partido decidió reactivar los escritos, calificando la desaparición como un “error informático” y prometiendo ponerse en contacto con las denunciantes.
A pesar de estas acusaciones, Salazar mantiene actividad profesional como consultor externo vinculado al PSC, un hecho que ha generado rechazo entre las mujeres que presentaron las denuncias y que consideran “inconcebible” que siga ocupando posiciones de influencia.
Las afectadas insisten en que su objetivo no es obtener compensación, sino que se garantice que personas con conductas similares no puedan volver a humillar a otras trabajadoras y que el partido cumpla con su deber de proteger a quienes denuncian acoso.















