Hoy, 24 de diciembre, se cumplen 1.400 días desde que comenzó la invasión rusa a Ucrania. Este prolongado conflicto ha marcado la historia reciente de Europa y ha planteado importantes interrogantes sobre la seguridad y la estabilidad en la región.
En las últimas horas, el Ejército ucraniano ha tomado la difícil decisión de retirarse de la ciudad de Siversk, ubicada en el este de Ucrania. Esta acción obedece a los intensos ataques de las tropas rusas, que habían logrado capturar la ciudad el 11 de diciembre.
El jefe del Estado Mayor del Ejército ucraniano, en un comunicado por Telegram, confirmó que la decisión de retroceder se tomó para «preservar la vida de nuestros soldados y la capacidad de combate de nuestras unidades». Esta estrategia refleja la difícil realidad que enfrenta el ejército ucraniano en el campo de batalla.
Además, la situación en la central nuclear de Zaporiyia continúa siendo un tema polémico. Las autoridades rusas anunciaron la emisión de una licencia de operación para la planta, que está bajo su control desde 2022. Este movimiento se interpreta como un esfuerzo por parte de Rusia para legitimar su control sobre un activo estratégico y crítico, en medio de las negociaciones de paz.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha estado en contacto reciente con el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenski, ofreciendo el apoyo europeo y anunciando una nueva financiación de 90 mil millones de euros durante los próximos dos años para ayudar a Ucrania en su defensa contra Rusia.
En sus conversaciones, Von der Leyen reiteró su «firme solidaridad» con el pueblo de Ucrania y discutió sobre las últimas novedades de las conversaciones de paz. Este tipo de apoyo es crucial para Ucrania, que sigue enfrentando desafíos significativos en su lucha por la soberanía.
A medida que la guerra se ha prolongado, más de 1.400 días, hay un creciente enfoque internacional sobre cómo resolver el conflicto y elaborar un marco de paz. La central nuclear de Zaporiyia, por ejemplo, ha sido un punto conflictivo, donde el control de esta instalación genera tanto preocupación como oportunidades de diálogo.
Mientras tanto, la retirada de Siversk refleja la difícil y cambiante dinámica del conflicto, donde cada decisión puede significar la diferencia entre mantener una posición estratégica o perder terreno. A medida que los acontecimientos se desarrollan, el futuro de Ucrania sigue siendo incierto, pero el apoyo internacional es más crítico que nunca.


















