Ana Hernández, química orgánica e investigadora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) desde hace más de 19 años, ha vivido un giro inesperado en su vida personal y profesional. Conocida por sus denuncias sobre presuntas irregularidades en contratos del centro, Hernández asegura haber experimentado un hecho que describe como un auténtico milagro: la recuperación repentina de su visión tras participar en una eucaristía.
La científica, que desde los 14 años sufría uveítis grave y varios episodios de neuritis óptica con riesgo de ceguera, relató en el programa Katakumba Exit que durante un acto de consagración en una convención del movimiento Renovación Carismática Católica, sintió un dolor intenso en el ojo que desapareció de repente. Al abrir los ojos, Hernández pudo ver nítidamente las letras proyectadas en la pantalla, algo que no había sido posible durante más de dos décadas.
“Dios me sanó en aquella eucaristía”, afirmó Hernández. Los controles oftalmológicos posteriores confirmaron que su ojo izquierdo estaba completamente recuperado y que no había signos de daño previo. Desde entonces, asegura, no ha sufrido nuevos episodios ni requiere tratamiento.
La investigadora, con amplia experiencia en química medicinal y técnicas de cromatografía y espectrometría, reconoció que como científica le resultó complicado aceptar y explicar lo sucedido. Sin embargo, asegura que la experiencia fortaleció su fe y le enseñó que ciencia y religión pueden ser complementarias: “La ciencia va muy deprisa y los científicos descubrimos muchas cosas, pero descubrimos lo que Dios quiere que descubramos”, concluyó.
Mientras tanto, las denuncias de Hernández sobre posibles irregularidades en contratos del CNIO han sido archivadas judicialmente, aunque el caso sigue siendo objeto de debate público.














