El Barcelona volvió a caer en la Champions League de forma contundente, esta vez en Stamford Bridge ante un Chelsea que fue claramente superior en intensidad, ocasiones y control del juego, y que supo aprovechar los errores azulgranas. El marcador final, 3-0, refleja la diferencia entre ambos equipos.
El partido quedó prácticamente decidido con la expulsión de Ronald Araujo antes del descanso. Hasta ese momento, el Chelsea ya ganaba 1-0, pero los culés aún tenían opciones de reacción. La inferioridad numérica resultó decisiva, y los ingleses sentenciaron con claridad en la segunda mitad.
El problema de las expulsiones en Europa empieza a ser grave. De las últimas seis derrotas del Barcelona en la Champions, en tres de ellas un jugador fue expulsado antes del descanso, dejando al equipo en clara desventaja y comprometiendo cualquier intento de remontada.
Araujo fue el protagonista negativo de la jornada. Recibió la segunda amarilla por una entrada a Cucurella, que se iba en solitario hacia el arco de Joan García. La primera tarjeta, por protestar una falta a Lamine Yamal, también cuestiona la gestión disciplinaria del capitán del equipo.
No es la primera vez que Araujo comete errores graves en Europa. En la temporada 23/24 fue expulsado ante el PSG en un momento clave, y Eric García sufrió lo mismo en Mónaco la siguiente temporada. Estos fallos repetidos reflejan la falta de aprendizaje del Barça ante situaciones críticas.
El aumento de tarjetas y la falta de control disciplinario siguen pasando factura al Barcelona en la Champions, y si no se corrige, los tropiezos continuarán.










